miércoles, 9 de febrero de 2011

La perspectiva curricular técnica

Se enmarca en tres referentes históricos:  La psicología conductista,  las teorías de organización racional del trabajo y la generalización de una educación de masas.

Origen y Contextualización histórica

Psicología conductista:


Conductismo o Psicología de la conducta: corriente de la psicología que defiende el empleo de procedimientos estrictamente experimentales para estudiar el comportamiento observable (la conducta), considerando el entorno como un conjunto de estímulo-respuesta.    
La psicología conductista se aplicada sobre todo en tres áreas:
La primera se centra en el tratamiento de adultos con problemas y niños con trastornos de conducta, y se conoce como terapia de conducta.
 La segunda se basa en la mejora de los métodos educativos y de apredizaje de diversos ámbitos como la industria, el ejército, la educación preescolar…
El tercer área de investigaciones aplicadas ha sido la de estudiar los efectos a largo y corto plazo de las drogas en el comportamiento.

Aportes del conductismo:


·         Objetivos de aprendizaje elaborados.
·         Enseñanza programada, proporciona una instrucción individualizada sin necesidad del maestro.
·         Programación conductual, se clasifica y organiza los medios, formas y técnicas para lograr el aprendizaje. Para lograr lo anterior es importante el análisis de tareas.

Organización racional del trabajo 

Se basa en la aplicación de métodos científicos de orientación positivista y mecanicista mediante: la división sistemática de las tareas y un sistema de motivación mediante el pago de primas al rendimiento.

Generalización de una educación de masas.

Hacia finales del siglo XIX tres temas dominan en el pensamiento educativo:
1. Proveer educación para todos.
2. Ajustar el currículum a los objetivos nacionales.
3. Reformar los métodos de enseñanza.

Se identifican también tres tendencias:
1. Politización consciente de la educación (solidaridad, justicia social, económica y política y reconstrucción de la sociedad).
2. Mejora personal y social a través de la educación.
3. Movimiento desde nociones más limitadas de instrucción hacia las más humanas de educación.

miércoles, 2 de febrero de 2011

EL DOPAJE



Haciendo referencia al artículo que nos ha hecho llegar Víctor sobre el dopaje, dejo este artículo publicado por Josep Andreu Bosch y Amparo Bargues en el periódico Levante el 25 de octubre de 2010 que trata del mismo tema, con lo que podemos afirmar que es un tema que esta presente siempre y esperemos que en un futuro se termine.

El dopaje no se inventó ayer

Desde que el hombre empezó a competir siempre ha existido el deseo por vencer y no pocas veces se ha recurrido a métodos ilegales para conseguirlo. Ya en las páginas de El Mercantil Valenciano se denunció y condenó su uso en los años 30 del pasado siglo.
El fantasma del doping de nuevo ha aparecido con fuerza en estas últimas semanas con los casos de Marga Fullana, cinco veces campeona del mundo de mountain bike y medallista en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, quien admitió que recurrió a sustancias ilegales durante la disputa del último Mundial celebrado en el mes de septiembre en Canadá; de Ezequiel Mosquera, corredor del Xacobeo Galicia, segundo clasificado en la última Vuelta, y de su compañero de equipo David García. Y, como no, el más sonado de todos por la trascendencia de su protagonista: Alberto Contador vencedor de cinco grandes vueltas: Tour de Francia (2007, 2009 y 2010), Vuelta a España (2008) y Giro de Italia (2008).
El uso de diferentes sustancias o ayudas para la mejora del rendimiento no es ninguna novedad. Podemos afirmar que el fenómeno del doping ha estado presente en el deporte desde los antiguos Juegos disputados en Olimpia, cuando algunos competidores ingerían grandes cantidades de carne de vaca, creyendo que esto les daría más fuerza y por tanto ventaja frente a sus rivales, otros se inclinaban por los brebajes a base de hongos o las dietas especiales incluyendo los testículos de perros. Todo valía para ganar. Porque, al igual que sucede en la actualidad, en aquellos primeros Juegos los vencedores también se aseguraban fama y privilegios.
Ya en los tiempos modernos, ha existido una clara correlación entre el descubrimiento de nuevas drogas y su utilización en el ámbito deportivo. Así, durante el siglo XIX, la morfina fue frecuentemente utilizada en los deportes aeróbicos. En 1896, Arthur Lindon, ciclista galés, tuvo el desdichado honor de ser el primer deportista fallecido por los efectos de una droga. En los Juegos Olímpicos de Saint Louis 1904, Thomas Hicks ganó la maratón gracias a una combinación de estricnina y brandy que casi resulto fatal. En los Juegos de 1932, celebrados en Los Ángeles, la excelente actuación de los nadadores nipones levantó sospechas sobre el uso de ayudas dopantes. En los Juegos de Berlín en 1936, hicieron aparición las anfetaminas en el deporte.
Precisamente, pocos meses después de la celebración de los juegos berlineses encontramos en las páginas de El Mercantil Valenciano la primera referencia al termino doping en la prensa valenciana. Será José Catalina Llorens, más conocido como Pepe Lacomba, uno de los grandes periodistas deportivos de la Valencia de los años 30 y sin ninguna duda alguna el más preparado para hablar en primera persona de los entresijos del deporte dada su condición de gran atleta, varias veces campeón de España en diferentes modalidades atléticas, quién escribía: «Recuerdo perfectamente que en la Olimpíada de Los Ángeles (1932) se comentó muy desfavorablemente para los nipones el que momentos antes de las pruebas tomaban un doping especial que les hacía de momento más veloces». (El Mercantil Valenciano, 13 de agosto de 1936).
Aparte del trabajo propio de periodista, Lacomba, aprovechaba sus artículos en El Mercantil Valenciano para hacer pedagogía y proselitismo del deporte y del atletismo en particular. Muestra de su afán por enseñar todo lo que rodeaba al mundo del deporte, tanto en el aspecto positivo como en el negativo, fue el uso del término doping. La aparición de esta palabra causó una cierta conmoción entre los deportistas valencianos al desconocer su significado, aunque no sus efectos. Así, un mes y medio después, Lacomba dentro de la sección «Orientaciones deportivas» del mismo diario escribía: «¡Deportista! Debes rechazar el doping si deseas tu salud y ser reconocido como deportista integral. [...] A algunos deportistas, al parecer les extrañó un tanto aquella palabra [...] ¿Que es el doping?, preguntaran otros muchos? [...] El doping es una clase de droga medicamentosa de que se hacen valer algunos deportistas, especialmente los faltos de forma, por cualquier motivo, para llevar a cabo una performance o un super esfuerzo [...] Esa droga estimulante de que se sirven algunos practicantes del deporte, los menos, afortunadamente, no puede ni debe ser aceptada por los que creen ser sportmen completos, deportistas conscientes».
El artículo, continuaba haciendo una descripción de como se suministraba y de quienes eran sus usuarios: «Puede ser suministrado, bien por medio de inyecciones, bebidas alcohólicas, etc [...] Se precisa ser un perfecto entendido y calculador magnífico para saber a ciencia cierta el valor de las drogas y el tiempo exacto que dura su eficacia y el momento culminante de encontrarse en el máximo vigor físico. [...] Esta pequeña exposición es sólo para dar idea en términos generales de lo que significa doparse. Ese tónico o sustancia que sirve para, momentáneamente, encontrar una sensación de mayor facilidad de nuestro esfuerzo, aunque parezca algo extraño, ha estado muy en boga en España y aun especialmente en Valencia; recuerdo perfectamente que en mayor escala los ciclistas la ponían en práctica hace algunos años, cuando existían los velódromos Hispano y Vallejo. [...] Hoy día son pocos los ciclistas que hacen uso de ello, y sólo los ciclistas, boxeadores, y, si no ando mal informado, algunos atletas castellanos se dopan. [...] Es un delito y un contrasentido del verdadero y puro deportista». (El Mercantil Valenciano, 30 de octubre de 1936).
Como vemos, la lacra del doping no es ninguna novedad en el ámbito deportivo. Las ansías por vencer por encima de todo hacen que muchos se aparten de los buenos usos y prácticas. Esperemos, por el bien del deporte y de sus buenos practicantes, que las autoridades competentes no cesen en su empeño por desenmascarar a todos aquellos que manchan el buen nombre del deporte.